La lluvia inunda las páginas de
este libro,
ha borrado las letras que se
disuelven
en el mar que las atormenta sin ser
leídas.
Trágico y desolado instante en que
las veo
desaparecer sin pronunciar sus
nombres,
contar sus historias, sueños inconclusos,
el llanto impregna sus vestidos grises.
La lluvia no escucha el clamor de
las letras,
las ahoga antes de abrir sus bocas.
Desesperadas se aferrar a la hoja,
clavan sus uñas en la piel del libro,
lo desgarran inmisericordes
en un afán de no desaparecer.
Mis ojos no las pueden descifrar,
son sólo un borrón de tinta que
lentamente se desliza
más allá del entendimiento.
Con rostros desvanecidos elevan sus
ojos
sin
entender qué sucede,
deshechas por la mano líquida que
las acaricia
inclemente.
No puedo leer...
Se agrava la situación a medida que
la lluvia febril
taconea las páginas
y el viento las sopla divertido,
rasga las hojas y deja letras
huérfanas
disueltas en la humedad.
El espacio las recibe en sus brazos,
se apodera de lo que pudo ser una historia,
nadie sabrá de ellas, lo
interesadas que estaban,
cuando mi mano abrió las páginas y
ellas,
asomaron sus caras con alegría.
No pude leer... tal vez... no fue
mi momento...