martes, 15 de marzo de 2016

ALICIA


Alicia se restriega los ojos, nos mira con sorpresa y sonríe, jajaja, sigo soñando dice, pero luego se endereza y toma conciencia de que  es probable que no esté soñando. Ustedes parecen disfrazados de naipes, nos señala, se ven bien, pero ¿qué fiesta es hoy? Nos miramos intrigados, esa mujer, nos ha confundido, creo que la droga que le inyectaron la hace desvariar.  Señora Alicia, ¿cómo se siente? ¿Puede levantarse? ¿A mí, me pregunta? y lanza una enorme carcajada que nos hace estremecer. Uy, perdón, casi los hago volar, agrega, y se cubre la boca con sus manos para no estallar en otra carcajada.
Se está poniendo majadera señora, cálmese o el médico no le dará el alta por largo tiempo. ¿Pero qué pasa conmigo?, pregunta intrigada, ¿por qué estoy en este lugar?, yo iba siguiendo a un conejito blanco. Señora esto no es un chiste, usted lo sabe, deje de confundirnos con sus delirios. ¡Ajá, yo estoy delirando!, afirma con sarcasmo, ¿no serán ustedes que quieren confundirme con esos divertidos disfraces?
Alicia trata de levantarse y lo logra, pero siente que su cabeza le da vueltas y vuelve a sentarse en la cama. Todo esto es muy raro, dice mirando con ojos incrédulos, ustedes no son reales, ¿me están tomando el pelo? Primero, ¿díganme, de dónde salieron? ¿Qué pasó con mi conejo?, y eso, no es una invención mía,  él existe, lo llevé al parque y lo dejé libre por un rato, es muy mansito pues me conoce.
Segundo, este cuarto no es el de un hospital, está lleno de dibujos y si a ustedes les soplo, volarán por el aire y eso es muy divertido.  Alicia frunce sus labios para soplar, pero antes le da un mareo y se deja caer en la cama. Luego se pone a reír, menciona que es tan gracioso. Nos miramos y decidimos juntarnos. Alicia, está cada día más loca, mejor la dejamos con el médico que ya viene.

Enfermera, por favor, recoja esa baraja que Alicia  trajo a su dormitorio. Ella sigue riendo, todo es tan divertido, dice.

martes, 1 de marzo de 2016

¿A QUIÉN CULPAR?


¿A quién culpar de este encuentro casual?
¿Tal  vez al destino,
al mensaje de tus ojos,
al calor de tus palabra
 o al beso aquel que robaste de mi boca
 y que entregué sin impedir?

¿A quién culpar de este encuentro casual?
¿a tu sonrisa,
a ese poema,
a aquella forma misteriosa
en que envolviste mis sentidos?
¿Será ahora tarde para retroceder?

Hoy no hay remedio  a este amor
que encendiste, y que arde
con su mejor calor.
Pero mira lo que has hecho,
mañana te irás,
como las aves emprenden el vuelo,
a otros brazos, a otro nido,
a encender otra hoguera.

¿A quién culpar de este encuentro casual?
Mientras la lluvia moja mi rostro,
la incertidumbre llena mi mente,
mañana, llegará pronto
y yo quedaré repitiendo en el fondo
de mi desventura,
¿a quién podré culpar?